Protección mediante patente
Resumen | Última actualización: Abril 1997 |
La Ley Española de Patentes establece que no se considerarán invenciones los planes, reglas y métodos para el ejercicio de actividades intelectuales, para juegos o para actividades económico-comerciales, así como los programas de ordenador. Entendemos que ello constituye una exclusión de los algoritmos como objeto patentable. En la práctica, los registros de patentes de la mayoría de los paises, admiten el registro de algoritmos cuando éstos se presentan conjuntamente con un elemento físico. Así, a pesar de que la Oficina de Patentes americana establece expresamente que no son patentables los programas, los algoritmos o cualquier serie de instrucciones que operan en un ordenador, en los últimos diez años ha aceptado el registro de más de 3.000 patentes de software. El sistema que utilizan las empresas que solicitan la patente de un algoritmo, consiste en describir su contenido junto a otros elementos de hardware. Por ejemplo, la Reina de Inglaterra es propietaria de una patente que contiene un algoritmo que coordina la conversión de las señales de un radar en conjunción con un scanner digital. La protección de algunos algoritmos por este medio ha generado polémicas como la del algoritmo de compresión LZW que se emplea en los archivos gráficos GIF. En cualquier caso, la patente impediría la fabricación de equipos que incorporasen los mismos algoritmos, pero éstos, como procesos matemáticos, carecerían de una protección independiente. Precedente jurisprudencial. En 1981, un inventor llamado Diehr intentó patentar en Estados Unidos un algoritmo que calculaba el momento en que debía finalizar un proceso de vulcanizado, en función del tiempo transcurrido y de la temperatura alcanzada. En realidad, la patente estaba formada por un molde con un termómetro y un cronómetro que enviaban la información a un microprocesador que calculaba el momento en que debía parar el proceso y abrir el molde. El registrador rechazó la solicitud de patente alegando que el programa utilizaba la conocida ecuación de Arrhenius. Finalmente,
el Tribunal Supremo declaró que una patente no debía
ser rechazada por el sólo hecho de que el mecanismo
incorporase un programa con un algoritmo conocido. |